La aventura láctea con nuestro hijo prematuro





Cuando mi hijo nació a las 29 semanas de gestación fuimos separados porque él debía ir a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. El día de su nacimiento, mientras tomaba un baño al atardecer, la leche comenzó a bajar... Por un instante me sentí feliz, y en seguida, vino la nostalgia y dolor profundo de sentir los "brazos vacíos". Si bien, mi hijo estaba vivo, también sabía que su estado no era el mejor, de hecho, era bastante desalentador ante los ojos médicos. 


Yo sabía que en ese momento, y tal vez durante los próximos días no podría amamantarlo. Sin embargo, en cuanto me fue posible pregunté a la doctora en turno qué podía hacer con respecto a la lactancia (deseaba hacerlo en cuanto mi hijo saliera del hospital). Ella me respondió "le recetaré unas pastillas para que deje de producir leche, estos bebés no sobreviven"... Por supuesto, mi estado emocional empeoró, pero escuchando mi voz interior decidí buscar información científica que apoyara mi lactancia. Diariamente me extraía leche con la finalidad de amamantar a mi hijo a su alta. Y luego de 60 días, 60 días que no pude cargarlo, besarlo, tocarlo, ¡por fin vino a casa, y comenzó la gran aventura láctea! Establecer una lactancia cómoda con mi bebé prematuro fue muy difícil. Había quienes me incentivaban a ya no hacerlo, yo misma me sentía muy cansada, sobre todo por las madrugadas; y fue entonces, que mi compañero y yo decidimos alternar. Por las tardes yo me extraía leche y entonces él se la proporcionaba en un vasito especial por las madrugadas. Desvelado, sin saber muy bien lo que hacía, proveía de alimento y leche materna a nuestro pequeño. Esto me permitía dormir, y él comenzó a tener una parte más activa en la crianza.

Luego de tres meses comencé a estar un poco más cómoda alimentándolo, sin embargo, es verdad que me sentía insuficiente para saciarlo. Aunque él era muy pequeño, yo sentía que no comía lo que debía comer, sentía que mi leche "no era suficiente". En todo momento veía "signos" de deshidratación. Era un bebé que había recibido tres transfusiones sanguíneas, así que me ocupaba también de sobremanera su peso o una posible anemia. "Compleméntalo con fórmula", me decían. Pero él comenzaba a tener cólicos y problemas estomacales.
Tuvimos nueve meses de lactancia materna, cosa que me fue posible hacer porque había decidido dejar de trabajar y dedicarme enteramente a su cuidado. Su pediatra me felicitaba, porque no era común que las madres de prematuros lograran si quiera, en ocasiones, amamantar. Durante todo este proceso me di cuenta que la maternidad en este país se celebra pero no se favorece. Me di cuenta de la gran falta de políticas que pueden hacer posible una maternidad saludable. Por ejemplo, las mamás de prematuros, por ley debemos regresar a laborar justo antes de que nuestra hija o hijo sea dad@ de alta, alrededor de los 40 días posteriores al nacimiento. Sí, debemos regresar a laborar justo cuando nuestr@s pequeñ@s nos van a necesitar más, no sólo por cuestiones de vinculación afectiva, si no de seguimiento médico, que es lo que hace posible disminuir las posibilidades de un retraso o discapacidad, otorgándoles una mejor calidad de vida.

Por otro lado, tampoco existen programas de apoyo a la lactancia en bebés que nacieron antes de tiempo, o programas de apoyo a las madres o padres durante los primeros años de vida de l@s pequeñ@s prematur@s. En México no se tiene, aun, implementado el método madre canguro en muchos de los grandes hospitales o centros de alta especialidad. Tampoco existen las condiciones de trabajo en empresas o instituciones gubernamentales. El panorama es bastante terrible, en este sentido.


Hoy, estos temas recién se están abriendo y mirando, gracias al trabajo de asociaciones civiles, y de colectivos de madres.

Lo menos que necesitamos son campañas que desinformen, que perpetúen estereotipos de lo que debe ser "una buena madre" o una "mala madre", que cosifique el cuerpo de la mujer, esta vez con motivo de la lactancia, que generalice la maternidad, que ignorantemente reproduzca patrones que urgen ser erradicados. 

Como usuaria de los servicios de salud es mi derecho exigir campañas de calidad, que me apoyen a decidir y a empoderarme, que desmitifiquen la maternidad tan mitificada y estereotipada. Como usuaria, deseo recibir información con sustento científico, para que yo elija con libertad, sin moralina ni coacción. Como usuarias, estamos en todo nuestro derecho de pedir y colaborar hacia la construcción de mejores condiciones para nosotras y para nuestras familias. No conformarnos, no quedarnos en las frases "al menos ya se habla de la lactancia", "al menos ya se está penalizando la violencia obstétrica". Vayamos colaborando caminos de educación, información, formación y consciencia, vayamos intuyendo que el poder es nuestro, que nunca nos lo han quitado, y que sólo nos resta ir recordando que ahí está.



***


Te invito a unirte a esta campaña en pro de la lactancia materna, participativa e incluyente, cuyo objetivo es: hacer real los diferentes matices de la lactancia de una manera propositiva, esto no sólo es para las que sufrieron al principio y lograron una buena lactancia después, esto es para todas, las que crían en tribu, las que se informaron, las que fueron atacadas, las que enfermaron y no pudieron continuar aunque lo deseaban con el corazón, para las que no querían hacerlo y ahora dos años después continúan, para nuestras parejas y para las personas que nos ven mientras amamantando y no entienden por que seguir si el niño ya esta "grande", la mejor forma de romper los mitos es con información y sin juicios, es mostrar el rostro de alguien que también tuvo dudas y reconocer que no hay nada malo en pedir ayuda.

Mas información CLÍCK AQUÍ



Enlaces sugeridos:

www.maternidadempoderada.org
www.nacertemprano.org
http://www.llli.org/mexico.html






3 comentarios:

  1. Me siento identificada, yo también tuve a mi hijo Pablo prematuro (31 semanas), también necesito una transfusión, aunque lo más difícil para él fue la coordinación; se desaturaba de oxigeno con los famosos biberones cada tres horas, así q los medidores siempre pitaban, siiiiempre y mi alma pendiendo de un hilo.
    Fueron 40 días muy agotadores en todo sentido.
    Madre puerpera, taaaaanta desinformación sobre un niño pretermino, un parto totalmente deshumanizado, veeeerle taaan mal y q no nos dejasen apenas con él, añade el trato de enfermeras y neonotologas frívolas.
    Momentos durísimos. Luego en casa, también, luchando para darle el pecho, noches infiniiiitas, luego cólicos, su llanto inconsolable..... Pero a los cuatro meses asomó la paz.... Pecho exclusivo y demanda perfectamente establecido... Y continúa (1 año), durmiendo en cama con sus padres, muchos besos, muchos mimos.
    Ahora anda riendo a carcajada abierta (y yoo), gateando por toda la casa y poniéndose en pie.

    Imagínate como me siento después d un comienzo de maternidad tan intenso... Rebosanteee!!! Jeje. Seguro que tú también!

    Un abrazo
    Cecilia ( Mexicana de Michoacán, que vive en Madrid).

    ResponderEliminar
  2. Impresionante...........felicitaciones a las dos Karina y Cecilia. Sin dudas un gran ejemplo de vida.
    Un abrazo desde Uruguay.

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena por la lactancia y muchísimas gracias por compartir esta preciosa historia de empoderamiento y amor. Es muy difícil conseguir una lactancia en situaciones tan adversas y espero que muchas madres al leerte tomen fuerza para conseguirlo


    He puesto este post entre mis favoritos de esta semana en mi blog http://www.bebeagogo.com/2014/06/08/lecturas-dominicales-viii/

    Un abrazo

    ResponderEliminar